No sé ni por dónde empezar. Por el dolor? por el abatimiento? por la niebla en la cabeza?por el insomnio?por la tristeza?Por la rigidez?.
Tengo tanto para elegir que me cuesta decidir por dónde comenzar...
Parece que me han dado una bofetada tan fuerte que me ha dejado en el rincón de la vida, agazapada, dolorida, sin poder pensar ni moverme. Sin sentir.
Maldito brote.
miércoles, 13 de julio de 2011
lunes, 20 de junio de 2011
Nieblas y dolores
Desde que me rompi el tobillo, he centrado todos mis esfuerzos en volver a caminar bien y eso ha hecho que aprenda a enfrentarme a los dolores de otra forma.
Cuando me dolía todo y no sabía lo que tenía, vivía los dolores con la angustia del desconocimiento. Cuando me diagnosticaron la fibromialgia, aprendí a convivir con ellos y a no forzar la máquina para que los dolores fueran más soportables.
Porque yo sé que si tengo los pies rígidos, hay que esperar a que se aflojen y si no puedo escribir tengo que dejar descansar las manos y si no me puedo levantar a las 8 me levanto a las 9...
Esto no sirve a la recuperación de mi pie y entonces tuve que aprender a forzar, a ir más allá, a morderme los labios y reprimir las lágrimas. Tuve que volver a sentir dolor y aprender que este dolor era bueno. Porque si me duele es porque se está curando y a medida que se cura el dolor es cada vez menor.
Hoy me han puesto nuevos ejercicios. Confieso que he llorado, he sudado y he estado a punto de bajarme de esa tabla que se balancea para salir corriendo (es un decir porque aún no puedo) del centro de rehabilitación y no volver nunca más. Hoy le he visto la cara al dolor. Y el muy cabrón no ha tenido compasión de mi.
Si me duele un ejercicio dejo de hacerlo. Si no puedo levantarme, no me levanto. Si no puedo escribir, no escribo.
Pero nunca puedo espantar la niebla que se instala en mi cabeza. Esa niebla fría, ácida, viscosa que sube poco a poco y se instala llenando mi cabeza de confusión y desasosiego. Tengo la cabeza llena de ella. Y no puedo pensar. Maldita fibroniebla que no me deja ser.
Cuando me dolía todo y no sabía lo que tenía, vivía los dolores con la angustia del desconocimiento. Cuando me diagnosticaron la fibromialgia, aprendí a convivir con ellos y a no forzar la máquina para que los dolores fueran más soportables.
Porque yo sé que si tengo los pies rígidos, hay que esperar a que se aflojen y si no puedo escribir tengo que dejar descansar las manos y si no me puedo levantar a las 8 me levanto a las 9...
Esto no sirve a la recuperación de mi pie y entonces tuve que aprender a forzar, a ir más allá, a morderme los labios y reprimir las lágrimas. Tuve que volver a sentir dolor y aprender que este dolor era bueno. Porque si me duele es porque se está curando y a medida que se cura el dolor es cada vez menor.
Hoy me han puesto nuevos ejercicios. Confieso que he llorado, he sudado y he estado a punto de bajarme de esa tabla que se balancea para salir corriendo (es un decir porque aún no puedo) del centro de rehabilitación y no volver nunca más. Hoy le he visto la cara al dolor. Y el muy cabrón no ha tenido compasión de mi.
Si me duele un ejercicio dejo de hacerlo. Si no puedo levantarme, no me levanto. Si no puedo escribir, no escribo.
Pero nunca puedo espantar la niebla que se instala en mi cabeza. Esa niebla fría, ácida, viscosa que sube poco a poco y se instala llenando mi cabeza de confusión y desasosiego. Tengo la cabeza llena de ella. Y no puedo pensar. Maldita fibroniebla que no me deja ser.
jueves, 19 de mayo de 2011
Sobre tobillos rotos, margaritas y el valor de la amistad
Hace más de tres meses que no escribo por aquí. Supongo que han pasado tantas cosas (pocas buenas) y que me he quejado tanto últimamente que ya me parecía excesivo ponerlo por escrito y dejar mis miserias expuestas a quien quisiera leerlas.
Pareciera ser que a raíz de mi caída, la fibro haya pasado a un segundo plano y en cierto modo es así. El organismo es sabio y esta vez, mi compañera inseparable ha sabido ponerse a la altura de las circunstancias y se ha portado bastante bien durante este duro, largo y doloroso proceso de recuperación de mi pie. Es cierto que ha habido días que he tenido que arrastrarme hasta el baño porque los brazos y sobre todo las muñecas no me soportaban. Es cierto que ha habido días que el pie sano no me sostenía ni un par de minutos. Es cierto que ha habido muchas noches de insomnio y muchas tardes de dolor que me obligaban a sacar fuerzas de lugares que no creía ni que existían. Es cierto que alguna vez (bueno, va...muchas veces) he llorado de rabia y de impotencia en medio de la calle por ser incapaz de dar dos pasos porque simplemente se me había agotado la energía y los brazos ya no me respondían. Pero en general, se ha mantenido en un discreto segundo plano y le ha dado el protagonismo a mi precioso tobillo roto.
Tener fibromialgia es muy jodido. Tener una fractura trimaleolar que te impide caminar y hacer vida normal y utilizar muletas durante varios meses, es muy jodido. Tener ambas cosas al mismo tiempo, además de jodido puede llegar a ser desquiciante.
Pero el tiempo pasa y las cosas se ponen en su sitio. Aún no camino normalmente y necesito de ambas muletas para hacerlo. Me levanto cada día para ir a rehabilitación y cada paso que doy es muy doloroso. Pero el tobillo va curando y mis brazos comienzan a descansar. poco a poco recupero la normalidad con pequeños paseos y un poquito más de independencia.
Desde hace dos días que noto un gran avance y por fin me he permitido mirar a mi alrededor y descubrir que es cierto, que es primavera. Y será por eso que hoy, a las siete de la mañana, he llorado de emoción cuando Keren me ha regalado con todo su cariño la primavera de su amistad.
Pareciera ser que a raíz de mi caída, la fibro haya pasado a un segundo plano y en cierto modo es así. El organismo es sabio y esta vez, mi compañera inseparable ha sabido ponerse a la altura de las circunstancias y se ha portado bastante bien durante este duro, largo y doloroso proceso de recuperación de mi pie. Es cierto que ha habido días que he tenido que arrastrarme hasta el baño porque los brazos y sobre todo las muñecas no me soportaban. Es cierto que ha habido días que el pie sano no me sostenía ni un par de minutos. Es cierto que ha habido muchas noches de insomnio y muchas tardes de dolor que me obligaban a sacar fuerzas de lugares que no creía ni que existían. Es cierto que alguna vez (bueno, va...muchas veces) he llorado de rabia y de impotencia en medio de la calle por ser incapaz de dar dos pasos porque simplemente se me había agotado la energía y los brazos ya no me respondían. Pero en general, se ha mantenido en un discreto segundo plano y le ha dado el protagonismo a mi precioso tobillo roto.
Tener fibromialgia es muy jodido. Tener una fractura trimaleolar que te impide caminar y hacer vida normal y utilizar muletas durante varios meses, es muy jodido. Tener ambas cosas al mismo tiempo, además de jodido puede llegar a ser desquiciante.
Pero el tiempo pasa y las cosas se ponen en su sitio. Aún no camino normalmente y necesito de ambas muletas para hacerlo. Me levanto cada día para ir a rehabilitación y cada paso que doy es muy doloroso. Pero el tobillo va curando y mis brazos comienzan a descansar. poco a poco recupero la normalidad con pequeños paseos y un poquito más de independencia.
Desde hace dos días que noto un gran avance y por fin me he permitido mirar a mi alrededor y descubrir que es cierto, que es primavera. Y será por eso que hoy, a las siete de la mañana, he llorado de emoción cuando Keren me ha regalado con todo su cariño la primavera de su amistad.
miércoles, 2 de marzo de 2011
Hoy solo quejas
Estoy harta. Y me apetece quejarme. Si, ya sé. No es mi estilo. Yo soy la superwomen que todo lo puede de cara a la galería y luego va llorando por los rincones intentando que nadie la vea.
Hoy no tengo ganas. Hoy tengo ganas de gritar que estoy harta, que no quiero levantarme de la cama, que no quiero abrir los ojos, que si pudiera , saldría corriendo por la puerta y no pararia hasta caer rendida.
Pero ni eso puedo.
Después de 21 días de intenso dolor en mi pie roto, he comenzado a sentir otra vez los familiares dolores de mi amiga la fibromialgia y eso para mi es casi como volver a la normalidad. Qué ironía ¿no? que unos dolores que odias tanto y con los que tienes que convivir a diario, lleguen a ser el bálsamo que te marca el camino a la normalidad.
Pero no. Parece que el 2011 se ha propuesto llenarme el camino de piedras y no conforme con las que ya me pone cada día, ayer me ha puesto otra y he golpeado accidentalmente mi pie. Me duele tanto como al principio. Los calmantes no me hacen nada, como al principio. No puedo caminar ni moverme, como al principio. He pasado una noche de perros, como al principio.
Y tengo ganas de gritar, de llorar y de mandar a la mierda esta vida tan mierda que hoy no tengo ganas de aguantar.
Hoy, solo quejas. A LA MIERDA CON TODO!
Hoy no tengo ganas. Hoy tengo ganas de gritar que estoy harta, que no quiero levantarme de la cama, que no quiero abrir los ojos, que si pudiera , saldría corriendo por la puerta y no pararia hasta caer rendida.
Pero ni eso puedo.
Después de 21 días de intenso dolor en mi pie roto, he comenzado a sentir otra vez los familiares dolores de mi amiga la fibromialgia y eso para mi es casi como volver a la normalidad. Qué ironía ¿no? que unos dolores que odias tanto y con los que tienes que convivir a diario, lleguen a ser el bálsamo que te marca el camino a la normalidad.
Pero no. Parece que el 2011 se ha propuesto llenarme el camino de piedras y no conforme con las que ya me pone cada día, ayer me ha puesto otra y he golpeado accidentalmente mi pie. Me duele tanto como al principio. Los calmantes no me hacen nada, como al principio. No puedo caminar ni moverme, como al principio. He pasado una noche de perros, como al principio.
Y tengo ganas de gritar, de llorar y de mandar a la mierda esta vida tan mierda que hoy no tengo ganas de aguantar.
Hoy, solo quejas. A LA MIERDA CON TODO!
viernes, 11 de febrero de 2011
Mala pata
El domingo por la noche me caí por las escaleras en mi casa y me hice una fractura trimaleolar (tibia, peroné y articulación) del tobillo izquierdo. Dicho de otro modo, me rompi todo lo que se podía romper en el tobillo y para que no quedara ninguna duda de que me gusta hacer las cosas a lo grande, el peroné lo astillé hasta el punto de tener que reconstruirlo por completo.
Dicen que la cirugía fue un éxito y que si hago las cosas bien, podré recuperarme muy lentamente.
Y yo me pregunto...
hacer las cosas bien es mantener la calma durante los próximos 2 meses que no podré caminar y los siguientes 2-4 que seguiré rehabilitando?
O es tener paciencia mientras no puedo hacer una vida normal y tener que depender de una ayuda constante y permanente?
O solo se trata de mantener mi pie en alto y no pisar para nada porque existe el riesgo de volver a romperlo todo simplemente con apoyar el pie?
Me cuesta mucho mantener la calma y me cuesta mucho tener paciencia. De hecho, me está costando mucho mantener el ánimo y no romper a llorar de rabia, dolor e impotencia cada cinco minutos.
Porque me rompi el pie y no puedo caminar. Porque tengo fibromialgia y el esfuerzo extra que ahora mismo están teniendo mis brazos y mi pierna sana, me pasan factura. Porque me siento inútil. Porque sé que va a pasar, pero ahora mismo no puedo ver la luz al final.
Porque necesito desahogarme. Y solo sé hacerlo de este modo: escribiendo.
Dicen que la cirugía fue un éxito y que si hago las cosas bien, podré recuperarme muy lentamente.
Y yo me pregunto...
hacer las cosas bien es mantener la calma durante los próximos 2 meses que no podré caminar y los siguientes 2-4 que seguiré rehabilitando?
O es tener paciencia mientras no puedo hacer una vida normal y tener que depender de una ayuda constante y permanente?
O solo se trata de mantener mi pie en alto y no pisar para nada porque existe el riesgo de volver a romperlo todo simplemente con apoyar el pie?
Me cuesta mucho mantener la calma y me cuesta mucho tener paciencia. De hecho, me está costando mucho mantener el ánimo y no romper a llorar de rabia, dolor e impotencia cada cinco minutos.
Porque me rompi el pie y no puedo caminar. Porque tengo fibromialgia y el esfuerzo extra que ahora mismo están teniendo mis brazos y mi pierna sana, me pasan factura. Porque me siento inútil. Porque sé que va a pasar, pero ahora mismo no puedo ver la luz al final.
Porque necesito desahogarme. Y solo sé hacerlo de este modo: escribiendo.
lunes, 17 de enero de 2011
Estoy triste
Hoy tengo muchas ganas de llorar. Y mi natural espiritu combativo me pide que no lo haga, que me enfade conmigo misma y que salga a la calle dispuesta a comerme el mundo aunque a los 5 minutos el dolor se vuelva tan insoportable que tenga que hacer una pausa.
Hoy tengo ganas de quedarme en la cama. Pero no porque me resulte insoportable dar unos pocos pasos, ni porque me duelen tanto los brazos que no puedo ni peinarme. Sino porque estoy tan triste que me gustaría quedarme en la cama con la cabeza debajo de la almohada.
Hoy no quiero trabajar. Y aunque puedo permitirme quedarme en casa y hacer desde aqui las llamadas a los clientes o ponerme al día con el montón de trabajo administrativo que tengo atrasado, no me apetece hacer nada de eso. La maldita bruma que cubre mi cabeza es mucho más densa que la que en este momento está cubriendo mi calle, mi manzana y también mi pueblo.
Hoy estoy muy triste. Y tengo muchas ganas de llorar.
Hoy tengo ganas de quedarme en la cama. Pero no porque me resulte insoportable dar unos pocos pasos, ni porque me duelen tanto los brazos que no puedo ni peinarme. Sino porque estoy tan triste que me gustaría quedarme en la cama con la cabeza debajo de la almohada.
Hoy no quiero trabajar. Y aunque puedo permitirme quedarme en casa y hacer desde aqui las llamadas a los clientes o ponerme al día con el montón de trabajo administrativo que tengo atrasado, no me apetece hacer nada de eso. La maldita bruma que cubre mi cabeza es mucho más densa que la que en este momento está cubriendo mi calle, mi manzana y también mi pueblo.
Hoy estoy muy triste. Y tengo muchas ganas de llorar.
lunes, 3 de enero de 2011
Cuánto duele fingir
He perdido la cuenta del tiempo que hace que no me duele nada. En realidad no estoy segura de haber vivido alguna vez una vida en la que el dolor no haya existido. Los que padecemos la fibromialgia, sabemos que a veces te duele más y otras menos, pero que el maldito dolor siempre está ahi, acechando, dispuesto a dejarte algunos momentos de respiro para luego aumentar la intensidad y arrebatarte todo intento de normalidad.
Pero no puedes ir por la vida diciendo todo el tiempo que te duele la mano y no puedes cocinar, o te duele la espalda y necesitas sentarte en un tren lleno en la hora punta, o te duele el pie y no puedes seguir trabajando, o te duele el alma de llevar un dolor a cuestas las 24 horas de cada día de tu vida.
A mi no me gusta quejarme y muchas veces miento. Finjo. Hago de cuenta que estoy perfecta.
Pero cómo puedo mentirme a mi misma? cómo puedo decirme que estoy bien si el dolor se refleja en mi cara?
Hoy (como ayer y como mañana), estoy dolorida. Y cansada. Y sin dormir. Y mañana tendré que levantarme como cada día y salir a la calle con gafas de sol para ocultar las ojeras y una sonrisa para ocultar el dolor.
Mientras tanto, vuelvo a mirarme al espejo, respiro hondo y esbozo una mueca que no llega a convertirse en sonrisa porque el dolor que se marca en mis facciones me grita: MENTIROSA!!!!!
Y una vez más me doy cuenta, cuánto duele fingir.
Pero no puedes ir por la vida diciendo todo el tiempo que te duele la mano y no puedes cocinar, o te duele la espalda y necesitas sentarte en un tren lleno en la hora punta, o te duele el pie y no puedes seguir trabajando, o te duele el alma de llevar un dolor a cuestas las 24 horas de cada día de tu vida.
A mi no me gusta quejarme y muchas veces miento. Finjo. Hago de cuenta que estoy perfecta.
Pero cómo puedo mentirme a mi misma? cómo puedo decirme que estoy bien si el dolor se refleja en mi cara?
Hoy (como ayer y como mañana), estoy dolorida. Y cansada. Y sin dormir. Y mañana tendré que levantarme como cada día y salir a la calle con gafas de sol para ocultar las ojeras y una sonrisa para ocultar el dolor.
Mientras tanto, vuelvo a mirarme al espejo, respiro hondo y esbozo una mueca que no llega a convertirse en sonrisa porque el dolor que se marca en mis facciones me grita: MENTIROSA!!!!!
Y una vez más me doy cuenta, cuánto duele fingir.
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