sábado, 20 de febrero de 2010

Lluvia


Siempre me gustó la lluvia. Mirarla caer a través de la ventana con una humeante taza de chocolate en las manos, dormirme con su canto acompasado golpeando la ventana, caminar lentamente mientras me lava la cara y también el alma....
Ahora me da miedo. Porque la humedad me trae dolor y eso acaba eclipsando todo lo demás. Cuando me despierto y veo que llueve, antes de moverme y saber si alguna parte de mi cuerpo comenzará a quejarse, ya me estremezco de aprensión.
En qué momento la lluvia se transformó en el enemigo? en qué momento perdí de vista que no es ella sino la enfermedad la que me trae dolor?
Ayer tenía dolor, como cada día.
Ayer llovió a mares.
Ayer la lluvia me trajo un abrazo esperado.
Ayer volvi a disfrutar de un paseo bajo una lluvia torrencial.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Eli y la otra

Desde hace unos años, hago un taller de escritura creativa y el otro dia, hablábamos de la dualidad que a veces existe entre nosotros mismos, dualidad que puede darse por muchos y diferentes motivos, como tener un nombre y ser llamados por un apodo, o un diminutivo.

La consigna era escribir un texto donde haya un conflicto, pero intentando que éste sea un conflicto interior, un conflicto del yo, buscando la dualidad que muchas veces existe en nuestro interior. Y esto es lo que salió:



Eli es una persona fuerte, luchadora, que nunca se dejó vencer por nada ni por nadie. La otra es sensible, frágil, delicada física y mentalmente. Ella llora cuando mira una película o lee un libro, cuando en la tele pasan imágenes desoladoras o simplemente escenas llenas de ternura. Eli solo lo hace cuando pica cebolla.

Eli es ordenada y metódica. Le gusta tenerlo todo controlado y no permite que se le escape ningún detalle. La otra está aprendiendo a delegar, le falla la memoria, se olvida lo que tiene que escribir en la agenda y hasta porqué tiene un boli entre los dedos.

Eli resiste el dolor más que nadie. La otra lo llora amargamente. Eli sabe que tiene que dormir. La otra sufre por no poder hacerlo. Eli quiere volver a correr. La otra aprendió que hasta el caminar debe ser más lento. Eli siempre disfrutó del frio. La otra lo sufre cada día.

Eli y la otra no son la misma, aunque convergen constantemente. Una siempre estuvo sana y la otra tiene fibromialgia. Y ambas aún tienen que aprender a vivir juntas.

lunes, 15 de febrero de 2010

Victoria de Samotracia

Poco a poco voy aprendiendo cosas sobre esta enfermedad y la semana pasada aprendí en propias carnes lo que es sufrir un brote. Fue una semana muy difícil, muy dura. Sufrí dolores y náuseas, agotamiento extremo, tristeza, abatimiento, ganas de llorar hasta secarme, apatía, inapetencia, ganas de tomarme alguna pastillita mágica que me condujera al sueño ininterrumpido durante una semana...

Pero todo en la vida pasa y hoy comienza una nueva semana. Y aunque en el cielo no luce el sol y la lluvia amenaza traer más dolores y entumecimiento, sé que por encima de las nubes él está alli dispuesto a enviarme un poquito de calor con sus débiles rayos.


Hoy soy como la Victoria de Samotracia: estoy dura, rígida, me duelen las articulaciones y por eso apenas las puedo mover y la fibroniebla oculta mi cabeza.

Pero me levanto victoriosa de una semana horrible dispuesta a comenzar un nuevo día.

jueves, 11 de febrero de 2010

Equilibrio

Cuando dices que tienes días buenos, no significa que no te duela nada, que no estés cansada y que la vida sea color de rosa.
Significa que ese día los dolores son soportables, que con un mínimo esfuerzo puedes hacer una vida normal y que tienes fuerzas para ello.
Ayer había sol. A pesar del frío, hacía un día espléndido. Y salí a la calle dispuesta a comerme el mundo.
Ayer supe lo que es tener náuseas provocadas por el agotamiento. Lo que es tener que parar porque el cuerpo no te responde más. Lo que es decir basta.

Todavía tengo que aprender a caminar por la cuerda floja sin caerme. Todavía tengo que aprender a encontrar el equilibrio.



martes, 9 de febrero de 2010

Insomnio


A veces el silencio me acompaña
me relaja, me arrulla.
A veces el silencio me escucha
me aconseja, me ayuda.
Hoy el silencio me desespera
me intranquiliza, me molesta.
Hoy quiero dormir
y el silencio me despierta.

sábado, 6 de febrero de 2010

Hoy puede ser un gran día

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Hay días duros y otros no tanto. Muchas veces la lluvia, el frio, el cansancio, los problemas, acaban evitando que disfrutemos de la vida.

Por eso, con frío o con calor, con lluvia o con frío, con dolores o sin ellos. Hoy puede ser un gran día.


Y nos lo merecemos!!!!

miércoles, 3 de febrero de 2010

Una vida injusta

Hoy tengo un día duro. Un día dificil. Un día triste.
Hoy me levanté cansada y dolorida y desde muy temprano estuve agobiada con el trabajo y los problemas que a veces se presentan.
Hoy discuti con un compañero de trabajo y me quedó un mal sabor de boca, aunque era necesario ponerme firme y no dejar pasar algunas cosas.
Hoy hice un esfuerzo para salir a hacer cosas que no dieron ningún resultado.
Hoy tengo la cabeza envuelta en una nube y aunque la calefacción está fuerte y estoy abrigada dentro de mi propia casa, sigo teniendo frio y entre el frio y el dolor los dedos están más rígidos que nunca.
Hoy tengo un día duro. Un día dificil. Un dia triste. Pero lo que a mi me pasa es una nimiedad.
Hoy supe que alguien que quiero mucho, a pesar de su lucha, de su fuerza, de su tesón, no saldrá adelante. Y no es justo.
Hoy no hay foto capaz de mostrar cómo me siento.

martes, 2 de febrero de 2010

Muñeca rota


Probablemente el de ayer debe haber sido uno de los días más duros que he tenido hasta ahora. La mañana comenzó con los dolorcitos habituales aunque leves, pero con esa maldita fibroniebla instalada en mi cabeza que me impedía pensar con claridad.

No me gusta. Me siento muy impotente. Hablar y quedar a mitad de una frase olvidando por completo lo que estaba diciendo. Mantener una conversación inconexa porque no te salen las palabras simplemente porque no recuerdas cómo se llama algo.Antes, cuando no sabía que ésto se debía a la fibromialgia, me preocupaba. Ahora no me preocupa porque sé que son lagunas momentáneas, me me da una impotencia tremenda.

Lo peor es cómo fue evolucionando el día. El dolor de los tobillos y de las muñecas fueron creciendo con el paso de las horas hasta llegar a un punto de convertirme en una muñeca rota. Una pobre muñeca a la que hay que dar cuerda para que funcione.

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