sábado, 20 de febrero de 2010

Lluvia


Siempre me gustó la lluvia. Mirarla caer a través de la ventana con una humeante taza de chocolate en las manos, dormirme con su canto acompasado golpeando la ventana, caminar lentamente mientras me lava la cara y también el alma....
Ahora me da miedo. Porque la humedad me trae dolor y eso acaba eclipsando todo lo demás. Cuando me despierto y veo que llueve, antes de moverme y saber si alguna parte de mi cuerpo comenzará a quejarse, ya me estremezco de aprensión.
En qué momento la lluvia se transformó en el enemigo? en qué momento perdí de vista que no es ella sino la enfermedad la que me trae dolor?
Ayer tenía dolor, como cada día.
Ayer llovió a mares.
Ayer la lluvia me trajo un abrazo esperado.
Ayer volvi a disfrutar de un paseo bajo una lluvia torrencial.

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